jueves, 26 de septiembre de 2013

El chico que contaba revistas

     Muchos no saben que Vivirsinenterarse hasta hace unos meses atrás estuvo conformada por la sociedad que hiciéramos Danny Barrenechea, Paul Asto y quien habla,(con ambos, a pesar de la separación de la sociedad por motivos que llamaremos de “visión” mantengo aún amistad, escueta debo aceptarlo, pero amistad al fin y al cabo).
     Hace pocos días llamé a Pol para que me firmase unos papeles de traslado de acciones y él muy amable me contestó que no habría problema y me informó de paso que junto a él estaba Danny. Aquel día que lo llamé ambos se encontraban finiquitando la revista que ahora dirigen, Distopía literaria, revista que por cierto recién acabo de leer. Hasta ese instante yo no sabía de qué trataba el primer número; quise asistir a la presentación que se hiciera en el Salón de Grados de la misma Villarreal, pero por motivos de tiempo me fue imposible. Cuando Pol me dio sus coordenadas, ya sabía yo que junto a él estaba Danny, noticia que me alegró porque podría matar dos pájaros de un solo tiro y así podría presentar las dos cartas de renuncia que me pedía el abogado para sanear todo lo respectivo al papeleo de la separación. Grande fue mi sorpresa cuando junto a ellos noté que se encontraba un sujeto que cada vez que se ha topado conmigo o me agachaba la mirada o me eludía mostrándome una actitud como si hubiese algún problema entre él y yo. Por cordialidad y porque repito, no creo haber tenido desencuentros con aquella persona lo saludé recibiendo un saludo como se dan dos completos desconocidos. Debo señalar y es justo decirlo que nunca nadie nos presentó ni mucho menos hemos coincidido en los mismos lugares.
     En ese mismo instante Danny me entregó los dos números de la revista; la recibí con alegría y la guardé en mi morral. Hasta ese instante yo no sabía del texto que este especímen había escrito, mostrando su poca información y desconocimiento del tema que más adelante aclararé.
     Porque debíamos sentarnos a firmar los papeles de la renuncia, decidimos ir hacia uno de esos huariques del Centro de Lima. Pol y Danny firmaron con total normalidad, nunca pude imaginarme otra reacción de parte de ellos que siempre se mostraron prestos a cuanto papeleo hubiera. En ese preciso instante que Pol terminaba de firmar y le pasaba el lapicero a Danny, observé que el especímen empezaba hacer lo que al parecer es lo único que sabe hacer: “contar revistas”. Medio serio, medio concentrado en su ardua labor movía sus manitas detrás de esos enormes anteojos, mostrando el alma, el corazón y la vida en su novel recorrido literario.
   Hasta ahí todo iba bien, él con su chamba de contador de revistas y yo en mi rollo de las firmas. Por la confianza que les tengo a Pol y a Danny, les pregunté si conocían a un tal Arnold de quien me he enterado ha señalado que el libro del Palais Concert no será presentado en el CAELIT porque han “alterado su cuento” (leer el próximo post).
    El chico que contaba las revistas levantó las cejas y me miro directamente por primera vez.
    -No, ¿quién será ese?- dijo, Pol, mientras que Danny movía la cabeza.
    -Es mi pata- intervino el chico que contaba las revistas que ya iba por la doce...trece…catorce…
    -Sucede-le respondí- que me he enterado que tu pata está asado, indignado y molesto porque disque le cambiaron el nombre de su cuento o qué se yo. Encima me he enterado que según él me ha mandado un mail expresándome su queja y dicho mail no existe.
     -Yo he hablado con él- intervino el chico que contaba revistas, haciéndose más grande de lo que podía en aquella mesa que de seguro no le permitía tocar el suelo con sus pequeños piececitos- y ahora estoy haciendo una recopilación de las editoriales que quedan mal con los autores.
     Aguanta tu coche, chibolo, pensé.
    -Sucede- continuó con su justiciera labor de crítico en ciernes- que Arnold es mi pata, mi pataza y le han cambiado el cuento, lo han fregado, lo han alterado, cambiándole el sentido, es por eso que he decidido escribir una crónica donde señale a la editorial de Harold Alva y Gabriel Rimachi.
    -No me jodas- respondí- si no te parece lo que edita la editorial, normal, pero querer comparar la editorial con las dos editoriales más estafadoras que hay en este país debe ser una joda.
       -Entonces ¿quién corrigió el cuento?
     Por un instante pensé, este chibolo es cojudo o se hace. Si Arnold está molesto ya llegará el día en que hable con él mismo y podamos hablar como dos personas civilizadas, pero no tenía por qué darle razones a un chato insolente con complejo de Kiss Ass.
      -Mira si yo tengo que aclarar algo es con el mismo Arnold y no con sus esbirros.
     La conversación se puso tensa, la insolencia de este joven muchacho que de joven no tiene mucho (amistades cercanas a él lo han catalogada como un “viejo de mierda que se la pinta de chibolo, chato pajero, fumoncito, figureti”) me estaba colmando. Me retiré después de ese intercambio de palabras con la idea que la flojera puede hacer que la gente investigue poco los acontecimientos y en tres palabras muestre toda su precoz inexperiencia y juventud, por no decir, su estupidez.
      Qué carajo, pensé. No voy a perder tiempo aclarándole a un instigador de broncas algo que no le compete a él. Hablaré con el buen Arnold, fue lo último que pensé.

***
       En el taxi rumbo a mi casa estaba hojeando Distopía literaria y después de leer la editorial de la misma quedé sorprendido por la actitud un poco irónica de la “proliferación de editoriales” y su catalogaciòn de “independientes”. Curioso leer esto porque cuando Pol integraba Vivirsinenterarse fue a èl a quien se le ocurrió poner aquel slogan que gracias a dios nunca salió, aquel que decía, Vivirsinenterarse, “la única editorial independiente del Perú”. Me resultaba curioso darme con la postura anti independiente cuando meses atrás la postura era pro independiente ¡total! ¿le vas o no le vas? En fin, pensé, una raya más al tigre. Lo que sì comparto con la editorial es que la crítica poco o nada dice de los autores que publican sus primeros libros porque para ellos es mejor decir más de lo que ya han dicho otros de los mismos libros.
     Sigo leyendo la revista y me topo con el artículo del especímen este que me clarifica por qué cada vez que me lo cruzo toma una actitud extraña.
        Su texto titulado “Sobre la responsabilidad del editor” es una muestra de lo que no debe hacer una persona cuando seudo investiga algo. Para empezar el chato o chico que contaba revistas se muestra un poco sobrio, empieza con ese tono como diciendo, carajo yo estudié literatura ahora a luchar por la justicia…I am Silver.
      La mitad de su “glosa” no es más que un desinformado análisis de lo que las editoriales “independientes” (e insisten con este término, ¿alguien de la revista preguntó si alguien que dirige alguna editorial se siente independiente? ¿Existe la independencia?), paso seguido cita a la RAE (porque es cool citar a la RAE y porque si citas a la RAE y usas lentes a lo Woddy Allen, es pajita, o sea la gentita te va a mirar y dirá, ¡Uuh, cómo sabe este tío, alcina). Paso seguido pasa a hablar que el editor es un artista, cosa que comparto y luego señala que “La muerte se sueña sola”  es “el mejor libro peor editado que he leído jamás” inmediatamente pienso, para los 4 libros que has leído…Aquí viene la aclaración, chato insolente.
         Era obvio que dirías eso, no fue acaso la presentación que le hiciste al mismo libro la que te puso in en la revista en la que ahora cuentas ejemplares. Antes de hacer una afirmación así debes decirle a tus jefes que te cuenten la historia tal y cual fue, pero si no la sabes te la cuento yo.
         El libro “La muerte se sueña sola” fue autofinanciado por el propio autor, además fue el propio autor quien trajo al corrector y quien puso al cuidador de estilo. Claro, dijiste que el cuidado de edición es el peor que han hecho jamás, pero no dijiste que el cuidado lo hizo Danny por sugerencia del propio autor, lo único que señalas es que la responsabilidad es de la editorial, quizá tu artículo debió titularse "De lo que sucede cuando editas un libro con terquedad", pero como te faltan huevos lo más fácil es  agarrártela con la editorial poniendo de paso un ejemplo de otra editorial para pasar piola y para sonar objetivo; es fácil tirar mierda con ventilador y coger el nombre de la misma para luego escribir las cosas según tu enana versión ¿no has leído la hoja de créditos? ¿no hablaste con Carlitos Astocóndor, el “corrector”? ¿No dices que lo tuyo es la investigación? ¿Acaso no leíste quién hizo el cuidado de edición? ¿Pol no te contó la historia? ¿Hablaste con alguien más? Las respuestas a todas estas preguntas es NO. Te fue más fácil echarle la culpa a la editorial cuando la responsabilidad caía en personas particulares que por cierto jamás señalarías porque ¡oh, sorpresa! Ahora son tus jefes.
      Chibolo insolente, antes de usar una revista para hacer tus disque informaciones infórmate bien. Si querías decir que las otras editoriales que señalas en tu mismo artículo están de moda, bacán, pero no hay necesidad de hacer tanto rodeo para hacer saber a tus pocos lectores, borrachines de cantina, que tú escribes de rodillas.
        Me gusta como finaliza tu artículo porque te pinta de cuerpo entero, infeliz.
      “Bueno, de momento conozco a cuatro grupos de jóvenes que apuestan por un sistema al margen del mercado hasta sus últimas consecuencias (me refiero a los integrantes de “Literatura Mutantres”, “C.A.C.A Editores”, “EGOísmo” y a los de “Distopía literaria” que se acaban de unir al club)”
    Yo solo te puedo decir una cosa, consejo, de pata: Hay maneras más decentes para que te respeten que viviendo de rodillas, repartiendo halagos como flores.