domingo, 23 de septiembre de 2012

Sillón Voltaire para Max Pinedo

¿Qué libros recuerdas con gratitud?
El primero que cayó en mis manos: Los heraldos negros. Tenía 6 o 7 años cuando mi padre me lo trajo. Era una edición del diario La Tribuna… y El Conde de Montecristo, primero me lo relató mi padre y yo le exigí que me lo comprara; nunca lo hizo, pero cada que lo veo en alguna vitrina me trae mucha nostalgia. Luego entrando a  la adolescencia, una voluntaria del pabellón de Quemados del Hospital del Niño al ver que me devoraba todo lo que había en ese lugar para leer, se apiadó de mí y me regaló varios libros de Julio Verne y Sir Arthur Conan Doyle. De Verne me encantó A través de la estepa aún tengo ese libro… ya está viejo.
¿Cuál es tu mayor virtud?
Creo que no hay mucha distancia entre una virtud y un defecto; olvido y perdono muy rápido, no doy tregua a mi orgullo.
¿Cuáles son tus películas favoritas?

Ben hur, Scarface, Los Intocables, Mi pie izquierdo, Escape de Sobibor , 1984, Braveheart, Luna de hiel, Contra el viento, 9 reinas, Voces inocentes, Amores perros…

¿Qué canciones relacionas con momentos importantes de tu vida?
Mujer Hilandera de Jueaneco y su Combo, La Medallita del Cuarteto, Mi Tallercito de Los Shapis… Salta Yanasita del Hibarito de la Selva, Flores Negras de Julio Jaramillo, Amor Sublime de Kike Vega… Me traen recuerdos de mi infancia, mi padre escuchaba las músicas de la selva y mi madre pasillos, mi memoria está muy cargada de esas imágenes…
¿Cuál es tu superhéroe favorito?
Mi padre.
¿Si fueras un personaje literario quién te gustaría ser?
Edmond Dantès
¿En qué has gastado más de lo debido?
En libros. Jamás regateo un libro. Soy el más ingenuo de los compradores. Mis amigos pueden dar fe de ello… y en cerveza.
 ¿Qué talento te gustaría tener?
No me voy a ir de este mundo hasta aprender aunque sea algunos acordes de guitarra…
¿Quién o quiénes son tus cantantes favoritos?

Voy a caer patético y pesado pero estos son mis cantantes favoritos: 

En chicha: Julio Simeón “Chapulín el Dulce”, Carlos Morales, Víctor Carrasco Tineo (Vico), Wilindoro Cacique, Lorenzo Palacios, Jhony Orosco. 

En salsa: Héctor Lavoe, Joe Arrollo, Frankie Ruiz, Óscar Quesada. e

En Rock:  Hernán Condori “Cachuca” tiene un disco llamado “7 ensayos de cómo cantarle al Perú”, es lo más genial que he escuchado de Cachuca. Reúne las características, platos típicos y costumbres de todos los lugares del Perú. Enrique Bunbury,  Gustavo Cerati, Miguel Abuelo, Calamaro, Charly, Ceraty , Fito Paez, 

Trovas: Nacho  Vegas, León Gieco, Sabina. 

Otros géneros: Phil Collins, Thom Yorke, Robert Smith, etc. 

En realidad escucho de todo, nunca me hago problemas con la música, como todo buen representante de la transculturación…

¿Cuál fue el mejor concierto al que asististe en tu vida?
Al que jamás voy a ir… Michael Jackson.
¿Cuál es tu comida favorita?
Difícil, tengo la tradición amazónica y la norteña. He comido rico siempre. Pero voy a escoger una de cada una. Tacacho con cecina por la selva y seco de chabelo por el norte.
¿Cuáles son los lugares románticos que te traen gratos recuerdos?
Los recuerdos son gratos. El caso es que no quiero recordar. Estoy en proceso de olvidar esos gratos recuerdos porque se están volviendo nocivos contra mi salud.
¿De qué te sientes verdaderamente orgulloso?
De mi familia.
¿Qué dibujos animados recuerdas con nostalgia?
Ultraman, Los Thundercats, Los Transformers, Astroboy, los dos últimos dibujos animados que vi con una ansiedad muy loca fueron Los Supercampeones y Dragon Ball.
Si hubiera una reunión y te pidieran a tres invitados importantes, ¿a quiénes elegirías?
Joyce, Pirandello, e Ítalo Calvino
¿Cuál ha sido tu mayor extravagancia?
Hacer el amor en una piscina…
¿Qué libros te gustaría recibir el día de tu cumpleaños?
Siempre pido que me regalen El Ulises y nadie lo hace.
¿Alguna vez robaste un libro?
He robado varias cosas, menos libros.
¿Cuáles son tus flores favoritas?
Las rosas; hablando de robar cuando estaba en el colegio y tenía que llevar algo a mi enamorada y no tenía plata, me metía a los jardines que tenían rosas y las cortaba hasta tener un ramillete… he pasado varias peripecias con esto, me han correteado por cuadras… pero a mi enamorada le gustaba este detalle y decía que era un loco… más adelante cuando mi economía mejoró ligeramente igual las robaba… se me había quedado la costumbre… ahora no las robo porque no tengo a quién dárselas…
¿De no haber sido poeta, escritor o artista plástico, qué crees que hubieras sido?
Ingeniero electrónico… aún guardo la esperanza de lograrlo.

Max Pinedo (1981)
Egresado de la escuela de literatura de la UNFV. Se desempeña como docente, dramaturgo, editor y promotor cultural. Ha publicado en diversas revistas del medio local. Sus creaciones dramáticas han sido publicadas en la revista: Los poetas del 5 - Venezuela y Antologado en el libro Poesía cuentos y voz (Buenos Aires) actualmente es militante del Movimiento egoísta y coeditor de la revista EGO/ísmo, órgano difusor de las propuestas del grupo contra el mercado global, el poscolonialismo y la reproductibilidad técnica en el arte. Tres barras; una mujer y un tabique roto es su primera publicación; componen esta trilogía teatral las obras que el autor ha puesto en escena en los últimos 4 años: ¡Sentenciados! (2008) Alma Artificial (2010) y Resistencia a la locura (2012).

jueves, 20 de septiembre de 2012

Un teatro para «vísceras pensantes»: «Resistencia a la locura» de Max Pinedo


 “No hay actividad humana de la que pueda excluirse to
da intervención intelectual: no se puede separar al homo
faber del homo sapiens. Al cabo, todo hombre, fuera de
su profesión, despliega alguna actividad intelectual, es
un filósofo, un artista, un hombre de buen gusto, participa de
una concepción del mundo, tiene una línea consciente de conducta
moral y contribuye, por tanto, a sostener o a modificar una concepción del
mundo, o sea, a suscitar nuevos modos de pensar”

 Antonio Gramsci



I.  Locura, representación y marginalidad
Fue el S. XIX, la época, en donde se dio una definición a la locura como un signo que pudiéndolo padecer cualquier hombre o mujer, delatara en sus acciones, comportamientos inusuales dentro de lo permitido. Antes de dicha fecha, la locura era algo inconexo con la medicina que terminó estando asociada a enfermedades, creencias demoníacas y confusiones en enfermos de epilepsia, que como resortes, samaqueaban sus cuerpos y se veían luego de pasado el shock, asombrados, bajo acusaciones que en el Medioevo se relacionaban con la brujería y por ende, se castigaba con la muerte.
Fue en esta época, en donde los códices religiosos imperaban y el poder le pertenecía a un sector específico de la sociedad que apareció el Gargantua y Pantagruel[1] que, estudiado años después, bajo la atenta mirada de la crítica, nos hiciese reflexionar acerca de la intencionalidad que han tenido los creadores de poner de manifiesto las prácticas culturales de sectores subalternos, muy a pesar de la época y muy a pesar de lo permitido.
Durante el Renacimiento, la locura terminó siendo un arma de doble filo que permitió a los autores que tocaron dicho tópico, elaborar críticas desde un discurso totalmente diferente. No era entonces la razón el único discurso desde donde se podía entender el mundo y ello conllevó a que bajo la duda el hombre pudiera tocar temas como su propia existencia, elaborando nuevas lecturas, muchas de ellas satíricas de su propio ser. La literatura dejó el periodo oscuro del Medievalismo y el paradigma renacentista trajo consigo nuevos aires. Es famoso, por ejemplo, encontrar textos donde se plantea una sátira hacia la razón como método genuino de conocimiento. En el ensayo cabe señalar a Erasmo de Rotterdan con Elogio a la locura; en el teatro, el Hamlet  de Shakespeare, que mostraría además un nuevo mecanismo que cualquier personaje de Moliere o Moratín, hubiesen detestado: la indubitable duda.
El planteamiento de dichos autores al tocar temas nuevos se debió en parte a que el contexto renacentista permitió que la cultura empezara a manifestar discursos que anteriormente no fueron tomados en cuenta. Los escritores, por ejemplo, ya no solo eran los sujetos de la clase dominante sino que buscaban ahondar en sus culturas sus propias inquietudes e intereses. Sus nuevos planteamientos no son sino el resultado de los temas que en el Medioevo fueron marginados y mirados con poco o ningún interés. En definitiva, se puede observar que desde cualquier representación literaria, léase teatro, ensayo o crítica, los discursos emergentes han sido esa otra vuelta de tuerca por la que se ha manifestado la cultura popular, ajena a esferas de poder y a instancias de control.
Ese otro discurso, anticanónico y atípico que siempre existió en la literatura ha transitado muchos años a lo largo de la historia y ha pertenecido sometido a paradigmas culturales que pertenecen al canon[2] al cual poco parece interesarle estas manifestaciones que se han organizado con la sola intención de poder expresarse.

II. Intencionalidad y propuesta
La obra en mención, quizá represente, como lo señalábamos líneas arriba, todo ese malestar que han sentido muchos autores de querer ver representado su mundo bajo su propia concepción y no bajo difusas miradas. Max Pinedo, así lo sabe y no intenta develar misterio alguno sino manifestar su propuesta de no pretender coincidir con lo preestablecido.
Lo que él llama como la «estética de la mezcla»[3] termina siendo a un nivel pretextual, la propuesta de un teatro marginal que utiliza el tema de la locura como un pretexto diegético sobre el cual apoyar su discurso. No obstante y he aquí lo interesante de la obra es que dicha marginalidad se sirve de ciertos mecanismos con el fin de obtener la atención de un público ajeno a una práctica cultural diferente.
Al respecto cabe señalar que el «mundo letrado», se ha acercado a estas nuevas formas de expresión popular y existen algunos válidos intentos por abordarla. Pienso, por ejemplo, en el libro de Víctor Vich titulado «El discurso de la calle» que se ha planteado la pregunta de cómo funciona la modernidad en el Perú a partir a partir de una lectura teórica de la producción simbólica popular y urbana. Vich utiliza como método la experiencia etnográfica y su punto de enunciación se torna subjetivo. A diferencia con la propuesta de Pinedo que aborda un discurso marginal desde un punto de enunciación claro y una cultura de la cual él es parte, Vich termina siendo esa otra mirada simbólica hacia  una cultura que despierta su interés por el exotismo que le despierta y le genera. No obstante, la propuesta teórica nos sirve para demostrar los mecanismos que utiliza la parte creadora que no puede sostener su propio discurso por mera intención, sino que debe hacer uso de otros sistemas que no son parte de la cultura «letrada». Recordemos, para finalizar, que los cómicos ambulantes de Vich se sirvieron de la televisión para difundir y hacer saber su discurso con la intencionalidad de mostrar su práctica cultural, Así, por ejemplo, Pinedo hace uso de espacios de discusión, para difundir y despertar el interés de los espectadores acostumbrados a un teatro normativista, de lo contrario, nos preguntamos, ¿qué otro espacio utilizaría para hacer saber su propuesta?

            III.  El inevitable escape a la teoría
«Resistencia a la locura» es una tragedia en el sentido estricto en el que la define Aristóteles[4], es decir, una representación teatral que nos muestra el tránsito que debe recorrer el personaje principal, en este caso Fer, marcado por el amor/dolor hacia Elvira, a quien se muestra desde el inicio como una mujer agobiada por el abuso sexual que ha sufrido y que simboliza la herida que no ha cicatrizado en ella.  
El recorrido de Fer tendrá un largo tránsito para poder llegar al estado de purificación, física, corporal, mental, que Aristóteles denomina catarsis. Ahora bien, siguiendo la lectura de La poética observamos en «Resistencia a la locura» que la manera como se cuenta la historia, lo que Aristóteles denominará como fábula, está presente desde el inicio de la acción, pues existe la construcción de los hechos ordenados de manera verosímil y con coherencia que en términos lógicos de causa – efecto, permiten ordenar la trama sin dislocamientos que la perturben.
Cada cuadro/escena en «Resistencia a la locura» no abusa del acto de contar, sino que muestra pequeñas piezas que el espectador deshilvana a medida que empieza a develar el misterio que plantea. La historia entonces va tomando claridad y nos enteramos de la vida entregada a las pasiones que posee Fer junto a su amigo de toda la vida, Pablo. Ambos personajes, castrados de poder y control por sus respectivas esposas. A su vez, Elvira y Magdalena, respectivas esposas de Fer y Pablo, son mujeres que manipulan a sus parejas ya sea directa o indirectamente. En el caso de Elvira, a través de los sueños/pesadillas y en el caso de Magdalena a través de frases que muestran a una mujer que prioriza el cuerpo y lo disocia del amor. Un ejemplo de lo señalado se encuentra en el acto II donde se le oye decir a Elvira: «juro que si me engañas, te corto el pájaro, la lengua y las manos, para que no sientas placer con una perra» Nótese que Magdalena no le ha dicho a Pablo el socialmente establecido «Juro que terminamos», sino que lo desposeerá de su miembro viril, pero aún poseerá el cuerpo. Podemos inferir al respecto ya a nivel textual, que ella no ama a Pablo sino tan solo es su sujeto de deseo. En pocas palabras, se deduce que ella no siente que está perdiendo a Pablo porque él esté con otra mujer, sino que siente que está perdiendo a Pablo porque él ha consumado su acto y no solo ha mirado, sino que ha tocado y ha poseído a otra mujer que no es ella. Ahora bien, en este mismo nivel de interpretación, si partimos de la carga significativa que posee el nombre de Magdalena podemos sospechar que no es una simple coincidencia que bajo ese nombre ella esté asociado al sufrimiento y al dolor, que no son otra cosa en la presente obra, que el amor.
Paralelamente a estos personajes se encuentra el padre y el padrastro quienes encierran una pisca de misterio dado que son ellos los que advierten a Fer que lo que está viviendo es algo repetitivo. Por ambos, nos enteramos de una infidelidad, tema transversal de la obra, que es narrada por ellos sin contemplaciones ni remordimientos. Su único objetivo desde su aparición es advertir a Fer de un final aciago y catatónico. Nada los obliga a estar al lado de Fer sino salvo esa advertencia que en la parte final de la obra se devela con un giro previsible y que pudo manejarse mejor para llegar a esa catarsis que llega al final casi como única solución de cierre.
Lo denominado por Aristóteles como peripecia también se observa en «Resistencia a la locura» cuando Fer pasa de la dicha al infortunio. Pablo, llevando una vida de casado con Magdalena, sale por las noches con Fer del cual termina enamorándose. Los secretos le serán entonces develados a Elvira quien a través de un e-mail que Pablo le escribe a su esposo se enterará entre otras cosas de la vida nocturna que ambos llevaban y de la opción sexual de Pablo que compromete indirectamente a Fer.
Siguiendo a Aristóteles, la agnición tampoco queda de lado dado y está presente cuando Magdalena sale del paso de la ignorancia al conocimiento. Magdalena tal y cual lo anuncia en la obra cumple con lo prometido y le cercena el miembro a su pareja. Elvira, por su parte, se venga de Fer, siéndole infiel a sabiendas de su esposo quien contempla en ella a su objeto de deseo. Es curioso el giro que da la obra al respecto puesto que ahora que ella ya no le es fiel, Fer la ama y Elvira ha pasado a convertirse en una de las mujeres que él siempre frecuentó, esa extraña relación entre ambos desencadenará en la debacle de un personaje que observamos mórbido y a punto de perder la razón. Llama la atención así mismo, a nivel intertextual, la semejanza que se observan entre estos dos personajes y los de Roman Polanski en la película titulada «Luna de hiel».
En general, los personajes en «Resistencia a la locura», son seres entregados a sus vicios y a sus defectos, personas que han encontrado en su resistencia la mejor manera de no caer en la sinrazón. Y es que la resistencia a la locura termina siendo, en el fondo, la resistencia  de ciertos seres incapaces a transgredir sus sentimientos, salvo uno, el sujeto marginal, Pablo, quien es el único capaz de mostrar lo que es, sin miedo al qué dirán. Así como hemos señalado que Pinedo pone al teatro en función a su discurso, así también cabe agregar que el autor no se olvida que sobre cualquier postulado la obra cuenta una historia y esta decisión de  mostrar a Pablo bajo ninguna resistencia demuestra en la práctica su propuesta discursiva.
Para finalizar quisiera agregar tres conclusiones. La primera es que no es curioso que su autor a pesar de desarrollar un «teatro marginal» utilice esferas de difusión. Muchos sectores marginales para subsistir han tenido que utilizar los mecanismos habidos y por haber para manifestar su postura. La segunda es que a pesar que el autor señala realizar un teatro marginal, la estructura de la misma es una composición aristotélica y lo señalado líneas arriba demostraría ese inevitable escape a un patrón que ha regido al teatro. Pinedo, no rechaza la teoría en sí, lo que rechaza es a los críticos que no pueden ver más allá de lo que sus ojos le permiten. Como tercera y última conclusión quisiera finalizar señalando que «Resistencia a la locura» es en el fondo la resistencia al amor/dolor, la inexacta expresión del deseo que destroza y sacia a los amantes. Una obra que como lo decía Gramsci, ayudará a sostener o a modificar una concepción del mundo, o sea, a suscitar nuevos modos de pensar.


[1] El libro que hago alusión es “La cultura en la edad Media y el Renacimiento” de Mijail Bajtin
[2] Para más referencias revísese  «El canon occidental» de Harold Bloom.
[3] «A simple vista [mis personaje] dan la impresión de ser apolíticos, pero su comportamiento demuestra lo contrario, ellos buscan al legitimar una nueva forma estética que surge desde la marginalidad y se comporta de manera muy particular, a este fenómeno yo lo llamo estética de la mezcla, que es totalmente reaccionaria». Prólogo de “Tres barras, una mujer y un tabique roto” (Delfín rosado, 2012)
[4]  “La tragedia [es] imitación de una acción esforzada y completa, de cierta amplitud, en lenguaje sazonado, separada cada una de las especies en las distintas partes, actuando los personajes y no mediante relato, y que mediante temor y compasión lleva a cabo la purgación de tales afecciones”.

viernes, 6 de julio de 2012

Confirman que Gabriel García Márquez padece demencia senil


(Agencias). El hermano de Gabriel García Márquez acabada de confirmar lo que desde algunos años era un secreto a voces en el mundo literario: el ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982 padece de demencia senil.
En medio de una charla con jóvenes acerca de la obra del autor colombiano en Cartagena de Indias, Jaime García Márquez habló por primera vez del mal que afecta a su famoso hermano.
“Lo que él tiene son algunos conflictos de la memoria; en la familia todos sufrimos demencia senil, yo ya también comienzo a tener algunos problemitas, y por lo tanto él ya tiene los estragos pero se le adelantaron debido a su cáncer linfático, que en el 99 lo puso en una situación casi de muerte. La quimioterapia que utilizaron le salvó la vida, pero también le acabó muchas neuronas, muchas defensas y muchas células, lo que le aceleró ese proceso”, declaró García Márquez, quien finalmente explicó que la enfermedad del escritor aún no entra en etapas críticas, por lo que, con ciertas lagunas, intenta mantenerse activo. (Fuente: El Comercio)

domingo, 24 de junio de 2012

La temàtica anormal de Bellatìn



Ivàn Thays escribe el siguiente artìculo titulado La mìstica de lo anormal para el Diario El Paìs de España en donde revisa algunas de las novelas màs representativas del escritor Mario Bellatìn. 
Salón de belleza. Publicado por primera vez en Lima, 1994, es el libro más reeditado y traducido de Mario Bellatin (su última traducción ha sido al sánscrito). La novela conjuga elementos kitsch, propios de un salón de belleza y del protagonista, con una lectura medieval del sida —que nunca se nombra con ese nombre— como una peste que azota a la humanidad. Un travesti convierte su salón de belleza en un moridero, donde conduce a las víctimas del “mal” —que él mismo padece— para que puedan morir dignamente. Se intercalan recuerdos de su vida libertina, incursiones en baños turcos, encuentros homosexuales y palizas recibidas por grupos homofóbicos, con obsesivas descripciones del cuidado de los peces. Como en el Decamerón, la verdadera peste no es la que yace en los cuerpos del moridero, sino en la sociedad, en el mundo que margina y segrega a los demás. El epígrafe de Yasunari Kawabata resume esa tensión entre lo marginal y lo políticamente correcto (que esconde un sentimiento retorcido y vengativo contra lo que represente el “otro”): “Cualquier clase de inhumanidad se convierte, con el tiempo, en humana”. (Tusquets)
Flores. Publicado en 2000, aunque su edición más divulgada es de 2004, Flores es un punto de inflexión entre la obra anterior de Bellatin y la obra que continuará. En esta novela, el lenguaje de Bellatin, que desde sus inicios tiende a ir eliminando los lastres de una prosa “literaria” y hacerse exiguo y preciso, en un método de composición que podría calificarse como de “deshidratación”, consigue su absoluta constricción. La historia se cuenta a través de apartados autónomos y breves, titulados con el nombre de una flor. Por otra parte, los temas que se presentan aquí de manera desordenada y superpuesta (pero conectados a través de una lectura contemplativa “como se observa una flor”) recogen algunos tópicos de su obra anterior, expuestos ahora de manera concreta, y se enumeran los temas a tratar en su obra futura: lo anormal, la belleza de lo grotesco, la mutilación, la falsa autobiografía, la enfermedad como síntoma de la singularidad y, finalmente, la búsqueda espiritual (o, mejor dicho, “mística”) detrás de la realidad anecdótica, cada vez más extraña o extravagante. A partir de Flores, la consigna para leer la obra de Bellatin será: “Escribo para que no me crean”. (Anagrama)
El gran vidrio. Publicado en 2007, esta novela lleva el engañoso título de Tres obras autobiográficas. Ante ello, el mismo Bellatin reconoció en una entrevista: “En todas mis obras aparece mi yo fantasmagórico”. El gran vidrio reúne tres novelas breves: ‘Mi piel luminosa’, ‘La verdadera enfermedad de la sheika’ y ‘Un personaje en apariencia moderno’. Aunque ninguna de las obras es una “autobiografía” en sentido estricto, en todas ellas aparecen, tras algunas mutaciones o saltos cualitativos, escenas que se pueden considerar autobiográficas. La conclusión final a la que nos conducen las historias es que el artista, el creador, es unfreak, un raro, cuya obra solo existe si logra llamar la atención y ser parte de un espectáculo. La endeble distancia entre la realidad y la ficción se corresponde con la distancia entre la vida y la muerte, y también la vigilia y el sueño (temas desarrollados en sus anteriores novelas aunque nunca con tanta consecuencia). En estas tres novelas breves, además, Bellatin alcanza una gran consciencia sobre el acto de escritura como un proceso “invisible” donde el razonamiento no tiene sentido, y que está ligado más al mundo de los sueños místicos o la unión espontánea de partes divididas aleatoriamente que, sin embargo, forman un conjunto o, mejor dicho, una unicidad. (Anagrama)
El libro uruguayo de los muertos. Publicada este año, El libro uruguayo de los muertos es una novela autorreferencial que intenta unificar toda la obra anterior (incluido su primer libro, Las mujeres de sal, de 1986) bajo un mismo principio: el texto literario es apenas un espectro de una existencia superior, un orden mayor, donde las cosas comunes y corrientes, así como las más insólitas, incluyendo aquellas sin sentido, conforman un discurso que delata una vida diferente, donde los límites entre la vida y la muerte —y cualquier otro límite temporal o espacial— han sido borrados. La novela, la más extensa del autor, es una carta de 260 páginas dirigida a un lector a quien el narrador ha conocido solo una vez, pero cuya impresión ha sido muy profunda. La distancia entre el día que el autor conoció a su emisario y la escritura de la carta es de 36 horas. Sin embargo, la descripción de lo que hará y ha hecho en los últimos meses —en desorden temporal— y la mención a personajes reales (Sergio Pitol), así como la descripción de anécdotas concretas (un viaje a La Habana, historias con perros, la escritura de sus obras, el interés por la fotografía) y sueños místicos (el sueño del niño sufí y los enanos toreros), son elementos que entran en una vorágine que repite y trastoca cada episodio con ligeras variaciones, adoptando aquello que asomaba en El gran vidrio: un relato es solo el espectro de algo que existe en una dimensión distinta, que no tiene orden ni relación obvia, que surge por generación espontánea y que permite hacer visible aquello que está escondido para los demás. La novela es un resumen de la obra anterior de Bellatin, pero también un salto al vacío de la escritura (anticipado en algunas novelas comoBiografía ilustrada de Mishima). Es una novela-testamento y, al mismo tiempo, un paso a una escritura (o composición conceptual artística) diferente, de alcances aún no determinados, cuyos resultados estamos ansiosos por conocer.

sábado, 9 de junio de 2012

Gabo ya no recuerda los nombres de sus amigos


Gabriel García Márquez ha perdido definitivamente la memoria. Esa es la conclusión a la que llegan los medios colombianos a partir de una entrevista que el pasado martes publicó la 'web' 'Kien&ke', en la que Plinio Apuleyo, su amigo íntimo y coautor a su lado de 'El olor de la guayaba', dejaba caer que la demencia senil ya no le permite reconocer a los amigos.
"Las últimas veces que hablamos repetía: '¿Cómo estás, cuándo vienes, qué estás haciendo?' Muchos amigos, con quienes he comentado el asunto, me dicen que con ellos también se limitaba a iguales interrogantes. Entonces hay la sospecha de que simplemente tiene unas fórmulas. Si no reconoce no dice 'no sé quién eres tú', sino que hace unas preguntas genéricas. Me duele mucho esta situación y me inquieta. Gabo siempre ha sido un gran amigo".
El deterioro de la salud de García Márquez es lento y más o menos público desde hace un lustro. Desde que renunció a continuar con sus memorias ('Vivir para contarla', primer tomo de una trilogía frustrada) y sufrió la muerte de un hermano. Poco antes, García Márquez sufrió un linfoma del que salió intacto.
En 2007, cuando el Congreso del idioma celebró en Cartagena de Indias los 40 años de la publicación de 'Cien años de soledad', García Márquez se dejó ver sonriente y feliz y vestido de traje blanco de lino. Sin embargo,en ningúmn momento habló en público ni concedió ninguna entrevista. Por entonces, aparecieron los primeros rurmores sobre los lapsus en la memoria del Nobel colombiano.
Después, el británico Gerald Martin escribió la biografía oficial de Gabo, 'Una vida', en la que se podía leer otra noticia casi velada de la enfermedad del autor: "Con los apuntes adecuados era capaz de recordar la mayoría de las cosas del pasado distante (aunque no siempre los títulos de sus novelas) y entablar una conversación razonablemente normal, incluso divertida".
Hace un año, algunos medios deslizaron la noticia de que García Márquez estaba a punto de morir en París. Su mujer, Mercedes, y su agente, Carmen balcells, desmintieron la noticia. Gabo no estaba en apuros, ni en París, permanecía en su casa de México. Hace unos meses, la familia publicó una fotografía tomada durante el 85 cumpleaños del escritor. (Fuente: ELMUNDO.es | Madrid)

miércoles, 6 de junio de 2012

Fallece el escritor Ray Bradbury


MADRID, 6 Jun. (EUROPA PRESS)

El autor de Farenheit 451 yCrónicas marcianas falleció el martes en su casa de Los Angeles tras una larga enfermedad. Con su muerte, Estados Unidos pierde a uno de sus más grandes y famosos escritores, en gran parte responsable del imaginario colectivo que sobre siglo XXI se hizo el ser humano del siglo XX.
   Nacido en Waukegan (Illinois) en 1920, Ray Bradbury supo desde muy joven que quería dedicarse a la literatura, una de sus grandes pasiones, junto a la magia.
   Completamente autodidacta, el escritor aprendió de los grandes: William Shakespeare, Julio Verne, H.G.Wells y, sobre todo, de Edgar Allan Poe, que marcaría profundamente el camino literario del joven Bradbury.
   Empezó a ver sus primeros relatos publicados en 1938, en distintos fanzines en los que colaboró. Pendulum, un relato de 1939 que rehizo junto a Henry Hasse en 1941, fue la primera historia por la que cobró como escritor.
   A partir del año siguiente, Bradbury comenzó a dedicarse a la literatura a tiempo completo, publicando distintas colecciones de relatos, la primera de ellas Dark Carnival (1947) y más tarde la más famosa de ellas, Crónicas Marcianas (1950).
   Con un acentuado poso romántico y una gran carga social, aquel compendio de relatos reconvertido en novela narraba la conquista de Marte por parte de la raza humana y su consecuencia para los nativos del planeta rojo: la extinción.
   Gracias a Crónicas Marcianas, Bradbury alcanzó la fama mundial como escritor de ciencia-ficción, una etiqueta que él siempre rechazó, pues siempre se consideró un narrador más próximo a la fantasía que a la realidad.
   "La ciencia-ficción es una representación de la realidad. La fantasía es una representación de lo irreal", argumentó el escritor en cierta ocasión, comparando su obra sobre Marte con un mito griego y su vigencia en la actualidad.
   La única obra que siempre consideró de ciencia-ficción fue Farenheit 451, la novela por la que siempre será recordado y en la que describía un futuro en la que los libros no tenían cabida, salvo en la memoria de los revolucionarios.
   Con más de 400 relatos publicados, decenas de colecciones y casi una veintena de novelas, Ray Bradbury ha visto como muchas de sus obras han sido adaptadas al cómic, el cine o la televisión.
   En 1989 fue nombrado Gran Maestro de la SFWA (Asociación de autores de ciencia-ficción norteamericanos) y en 1999 recibió el SF Hall of Fame por toda su carrera. De todos sus libros se han vendido más de ocho millones de copias en 36 lenguas.  
   Además, su nombre aparece cerca del top de cualquier lista de los mejores autores de ciencia-ficción del siglo XX en la línea de escritores como Isaac AsimovArthur C. Clarke Robert A. Heinlein.
   Su última aparición ha sido en Twitter, donde se ha convertido en Trending Topic tras conocerse su fallecimiento, aunque quizá la red de microblogging sea un buen ejemplo de esa sociedad de seres dóciles a la que se refirió.

'Los Hemingway, una familia singular'


MADRID, 5 Jun. (EUROPA PRESS) -

   El libro 'Los Hemingway, una familia singular' desvela la truculenta historia de esta familia llena de éxitos, contradicciones, tormentos, tensiones y tragedias contada por el nieto, John Hemingway, del prestigioso ganador del Premio Nobel.
   El autor, John Hemingway, es hijo de Gregory y nieto de Ernest Hemingway. La relación entre padre e hijo nunca fue sencilla ya que Greg era un maníaco-depresivo al que le encantaba transvertirse llegando, incluso, a operarse para cambiar de sexo. John le culparía del suicidio de su abuelo, sin tener en cuenta su alcoholismo, sus problemas de salud o su propio trauma familiar.
  Junto a la esquizofrenia de su madre, el caos familiar afectó a aquel niño que ahora, ya adulto, analiza detalladamente qué llevó a su entorno a esos derroteros de genio, locura y drama.
   Según informa la editorial Planeta, la historia de este autor permite observar desde otra perspectiva el trabajo de su abuelo, icono literario por excelencia, cuyas sombras continúan cerniéndose sobre las complicadas vidas de sus descendientes.
   En este sentido, los Hemingway, una familia singular' descubre a la familia Hemingway, un clan marcado por la fuerte personalidad de sus miembros. El autor recorre todas las ramas familiares de un árbol genealógico que comienza allá por 1896. La figura de su padre, Gregory, Greg, se convierte en el guía indispensable para saber cómo eran los descendientes del prolífico autor americano, tan vinculado con España gracias a su trabajo periodístico en la Guerra Civil y a su estrecha relación con el mundo de los toros.
   Según indica la editorial Planeta este relato "está salpicado de anécdotas y fragmentos epistolares entre los diferentes Hemingway, que aportará al lector sorprendentes descubrimientos sobre una familia en la que no falta la genialidad, la controversia y la polémica. Una familia desarraigada, neurótica y desafortunada; que según John, se debe más a la genética y a la mala suerte: "En mi familia había cierta tendencia genética a ser bipolar, y uno podía padecerla o no. Algunos teníamos suerte, otros no".
  John Hemingway (1960) es escritor, periodista y traductor. Nieto del premio Nobel Ernest Hemingway e hijo de Gregory Hemingway, a lo largo de su carrera profesional ha residido en Italia, donde trabajó impartiendo clases de inglés y como traductor comercial para diseñadores de moda.
  En el año 2002 colaboró en la organización de una exposición en Milán sobre la figura de su abuelo, dando posteriormente diversas charlas sobre la obra de Ernest. Vive con sus dos hijos, Michael y Jacqueline, en Montreal.

Philip Roth, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2012


OVIEDO, 6 Jun. (EUROPA PRESS) -
   
El escritor estadounidense Philip Roth ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2012, según hizo público este miércoles en el hotel de La Reconquista de Oviedo el Jurado encargado de su concesión.
   Esta candidatura ha sido propuesta por Michael Göring, presidente del Consejo de la Fundación ZEIT-Ebelin y Gerd Bucerius (Alemania).
Philip Roth nació en Newark (Nueva Jersey, EE.UU.) en 1933. Estudió en las universidades de Bucknell y Chicago, donde obtuvo el grado de Master en Letras, y trabajó como profesor de Literatura Inglesa.
   Más tarde, en Iowa y Princeton, enseñó escritura creativa y fue profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Pensilvania. En 1992 abandonó la enseñanza y se dedicó por completo a la literatura. Está considerado como el escritor más representativo de la llamada Escuela Judía de la novela norteamericana.
   Su primera obra, 'Goodbye', Columbus (1959), un libro de relatos sobre la vida de los judíos en Estados Unidos, lo situó ya en el primer plano del éxito y del prestigio literario en su país. El relato que da título al libro fue llevado al cine en 1969. 'En Huida' (1962) relata la agonía de un joven catedrático judío que se debate entre la razón y los sentimientos. 'El lamento de Portnoy' (1969) está escrito en forma de autobiografía y relata la vida sexual de Alexander Portnoy a través de un monólogo desde el diván de su psiquiatra.
   Las novelas 'El pecho' (1972) y 'La gran novela americana' (1973) supusieron un cambio hacia la literatura fantástica, mientras que 'Mi vida como hombre' (1974) señaló una vuelta a temas más introspectivos. Las obras 'El escritor fantasma' (1979), 'Zuckerman' (1981), 'La lección de anatomía' (1983), 'La mancha humana' (2000) y 'Exit Ghost' (2007) relatan la vida y carrera del escritor y protagonista Nathan Zuckerman. Sus libros más recientes son: 'El oficio: un escritor, sus colegas y sus obras' (2003), 'La conjura contra América' (2005), 'Everyman' (2006), 'The Humbling' (2009) y 'Némesis' (2010).

GALARDONES

   Único escritor vivo cuya obra está siendo editada en su totalidad por The Library of America, en la década de los 90 Philip Roth ganó los principales premios literarios de Estados Unidos: el National Book Critics Circle Award (1987 y 1992), el Faulkner Award (1993 y 2000) y el National Book Award (1960 y 1995). En 1997 le concedieron el Pulitzer por la obra Pastoral americana. Además obtuvo los premios Karel Capek (1994) y Franz Kafka (2001), de la República Checa. Entre los últimos galardones con los que ha sido reconocido destacan el Premio Médicis a la mejor novela extranjera (Francia, 2002), el Premio Sidewise para historias alternativas (Reino Unido, 2005) y el Premio Nabokov (EE.UU., 2006).
   En 2007 recibió el PEN/Faulkner Award for Fiction, por Everyman, y el PEN/Bellow Award. Posee la Medalla de Honor del Club Nacional de Artes (EE.UU., 1991), la Medalla Nacional de las Artes (EE.UU., 1998), la Medalla de Oro de la Academia Americana de las Artes y las Letras (2001) y la Medalla de la National Book Foundation (2002), por su contribución a las letras americanas. Roth ha sido galardonado en 2011 con el Man Booker International Prize.
   En esta edición concurrían un total de 24 candidaturas procedentes de Australia, Brasil, Canadá, Colombia, Cuba, China, Estados Unidos, Francia, Guatemala, Holanda, Irlanda, Japón, Macedonia, Portugal, Rumanía, Senegal, Sudáfrica, Turquía y España.

Alfaguara reedita las obras más representativas de William Faulkner en el 50º aniversario de su muerte


MADRID, 6 Jun. (EUROPA PRESS)
   La editorial Alfaguara reeditará las obras más emblemáticas del escritor estadounidense William Faulkner para conmemorar el 50º aniversario de su muerte. Cartas escogidasLa mansión e Intruso en el polvo han sido las novelas y escritos escogidos.
   El primer volumen publicado será Cartas escogidas, fechadas entre 1918 y 1962, año de su muerte, disponible a partir del próximo 13 de junio, en una nueva edición corregida y aumentada. Se trata de una obra clave que permite al lector adentrarse en la vida íntima e intelectual de este escritor, sus pensamientos y temores acerca de su obra.
   En esa misma fecha se publicará también La mansión, una obra que retrata la caída de una familia que logró tener el control de un pueblo durante más de una generación y la voluntad de venganza de Mink Snopes, condenado por asesinato, que trata de redimir su pena por buena conducta para matar a su primo Flem, a quien acusa de no haberle socorrido.
   En esta novela se habla del Sur colonizado por la vulgaridad del Norte y sobre la existencia de unos seres que son, quizá, los más trágicos de toda la obra de Faulkner, cuya obsesión era, según sus propias palabras, "los problemas del corazón humano en conflicto consigo mismo".
   Por último, la editorial publicará en octubre Intruso en el polvo, dondeFaulkner narra la historia de Lucas Beauchamp, un anciano negro al que se le acusa del asesinato de un hombre blanco, por lo que corre peligro de ser linchado. Gavin Stevens, un eminente abogado local, está empeñado en que se haga justicia, pero él rechaza su ayuda.

martes, 22 de mayo de 2012

Los oficios de la cultura - Editor: Jorge Herralde


Los oficios de la Cultura se adentra en el mundo editorial de mano de Jorge Herralde, fundador de Anagrama y uno de los editores más reconocidos a nivel internacional. Junto a él los espectadores descubren cómo se seleccionan los manuscritos que serán publicados y se recorre todo el proceso de edición, corrección, maquetación y distribución.
Las relaciones entre el editor y sus autores: derechos de autor, promoción, representación, contratos; los acuerdos con las librerías y formas de presentación de los libros; así cómo la incidencia de las nuevastecnologías y formatos en la edición, especialmente del libro electrónico; son algunos de los aspectos que se abordan con Herralde y su equipo.
Junto a él participan autores como Rafael Chirbes o Kiko Amat y libreros de prestigio como Antonio Ramírez, directores de la Librería La Central.
Ana Lucía de Bastos, una joven venezolana que aspira a convertirse en editora será la alumna a quién Herralde muestre los pormenores de un oficio imprescindible para la sociedad y la evolución cultural.
Herralde fue uno de los pioneros en introducir en España autores extranjeros polémicos durante la dictadura y de los primeros en apostar por la expansión editorial en Hispanoamérica.
Para ver el video les dejo el siguiente enlace:  Los oficios de la Cultura


Las últimas palabras de Fuentes


Sesenta y seis. Esos son los años que estuvo atrapado Carlos Fuentes por la verdadera pasión de la literatura. Sesenta y seis años que hay entre el descubrimiento que hizo de El conde de Montecristo, a la edad de 17 años, y la escritura de sus dos últimos libros: Personas y Federico en su balcón que dejó a los 83 años, antes de morir el 15 de mayo. El primero son unas memorias sobre los personajes que conoció y el segundo una novela en la que salda cuentas con Nietzsche.
No es solo el legado póstumo de uno de los escritores e intelectuales más relevantes del mundo hispanohablante del último medio siglo. “El significado de Federico en su balcón”, explica Pilar Reyes, editora de Alfaguara que publicará la novela a finales de año, “es que Fuentes nunca pensó que fuera el último. Pero ahora cobra una gran dimensión simbólica. Resume dos aspectos: el Fuentes ciudadano y el literario e intelectual. Es una reflexión sobre el poder y la decisión moral en las pequeñas cosas de la vida. Una especie de combate entre lo público o el poder que incide en la vida de todos y las decisiones pequeñas y privados”.
La novela empieza envuelta en la luz donde se encuentran la noche y el día, una “aurora lenta y despiadada”. Lo vive Dante Loredano, trasunto de Fuentes, que ve cómo en el balcón de al lado un hombre mira la noche “con un vasto sentimiento de ausencia”. Asomado a esa calle literaria de una ciudad que afronta una revolución social contra la oligarquía del poder económico y social, Carlos Fuentes traza el círculo de su vida.

Federico en su balcón

CARLOS FUENTES
A VALENTÍN FUSTER, MÉDICO.
I De la paz el arcángel divino
Federico (1)
Lo conocí por casualidad. Era una noche más que caliente, pegajosa, enojosa, inquieta. Una de esas noches que no alivian el calor del día, sino que lo aumentan. Como si el día acumulase, hora tras hora, su propia temperatura sólo para soltarla, toda junta, al morir la tarde, entregársela, como una novia plomiza y mancillada, a la larga noche.
Salí de mi cuarto sin ventilación, esperando que el balcón me acordase un mínimo de frescura. Nada. La noche externa era más oscura que la interna. A pesar de todo, me dije, estar al aire libre pasada la medianoche es, acaso psicológicamente, más amable que encontrarse encerrado sobre una cama húmeda con el espectro de mi propio sudor; una almohada arrojada al piso; muebles de invierno; tapetes ralos; paredes cubiertas de un papel risible, pues mostraba escenas de Navidad y un Santaclós muerto de risa. No había baño. Una bacinica sonriente, un aguamanil con jarrón de agua –vacío–. Toallas viejas. Un jabón con grietas arrugado por los años.
Y el balcón.
Salí decidido a recibir un aire, si no fresco, al menos distinto del horno inmóvil de la recámara.
Salí y me distraje.
Y es que en el balcón de al lado, un hombre se apoyaba en el barandal y miraba intensamente a la gran avenida, despoblada a esta hora. Lo miré, con menos intensidad que su visión nocturna. No me devolvió la mirada ¿Quién sabe? Unas espesas cejas caían sobre sus párpados. ¿Qué decía? Unos bigotes largos y tupidos ocultaban su boca. Sólo que entre ambos –cejas, bigote– aparecía una desnudez que al principio juzgué impúdica, como si el solo hecho de ser áreas limpias las hiciese tan desnudas como un par de nalgas al aire. Lo limpio de ese rostro cubierto de cejas y bigotes conducía a una idea perversa de lo lampiño como lo impuro, sólo por ser distinto de la norma, pues la abundancia de cejas y bigote parecían, en este hombre, ser la regla.
Sólo que al verlo allí, en el balcón vecino, mirando a la noche con un vasto sentimiento de ausencia, sentí que mi primera impresión, como toda primera impresión, era falsa. Aún más: yo difamaba a este hombre; lo difamaba porque me atrevía a caracterizarlo sin conocerlo. Deducía de un par de signos externos lo que el hombre interno era. Mi vecino. ¿Cómo se llamaba? ¿Cuál era su ocupación? ¿Su estado civil? ¿Casado, soltero, viudo? ¿Tenía hijos? ¿Tenía amantes? ¿Qué lengua era la suya? ¿Qué había hecho para ser memorable? ¿O se resignaba, como la mayoría de todos, al olvido? ¿Se dejaba llevar por un cómodo anonimato de la cuna a la tumba, sin ninguna pretensión de durar o ser recordado? ¿O era este ser humano, mi vecino, portador de una vida secreta, valiosa por ser secreta, nomanoseable por el mundo? ¿Una vida propia vestida de anonimato pero portadora, en su seno, de algo tan precioso, que mostrarlo lo disolvería?
Pensaba en mi vecino. En realidad, pensaba en mí mismo. Si estas preguntas venían a mi ánimo, ¿se referían al pensativo y ausente vecino? ¿O eran las preguntas sobre mí mismo que me hacía a mí mismo? Y de ser así, ¿por qué ahora, sólo ahora, en la distante compañía del hombre próximo, me hacía preguntas sobre él que en verdad era una manera de cuestionarme a mí mismo?
Mis preguntas fueron sorprendidas por el amanecer. De la noche que evadí en mi recámara, salí a una aurora que duraba más en mi memoria que en mi imaginación. ¿Era más breve que mi recuerdo? ¿Era más duradera que mi imaginación? Hubiese querido comunicarle estas preguntas, que no tenían respuesta solitaria, a mi vecino. La luz se avecinaba. Precedía al día. No lo aseguraba. Tuve, por un instante, la sensación de vivir un amanecer interminable en el que ni la noche ni el día volvían a manifestarse. Sólo ocurría esta incierta hora, que yo sabía pasajera, convertida en eternidad.
La jornada se avecinaba, renovada y ajena a nosotros. Vivos o muertos, estuviésemos o no aquí, despoblada la tierra y suficiente a su retorno eterno. Nada en el mundo salvo el mundo mismo. Ignoro si la tierra dejada a su propio circular, pensaría en sí misma, sabría que era “tierra”, entendería que era parte de un sistema planetario, y si el universo mismo dudaría entre ser infinito, idea inconcebible, sin principio ni fin. Otra realidad.La realidad.
Que en este momento era yo con mi vecino el bigotón, mirando el amanecer.
El eterno amanecer. La noción me llenó de pavor. Si el día no llegaba aunque la noche hubiese terminado, ¿en qué limbo de las horas quedaríamos suspensos para siempre? Quedaríamos. Mi vecino y yo. Quise adivinar su mirada, imprevisible debajo de las tupidas cejas. ¿Cerraba los ojos, dormitaba acaso, ajeno a mi presencia aguda aunque inquisitiva? O miraba, como yo, esta aurora lenta y despiadada. Sin piedad: ajena a nuestras vidas. Desinteresada en nuestra necesidad de contar con noche y día a fin de arreglar… ¿Qué cosa? ¿Necesitamos de verdad día y noche para despertar o asearnos, desayunar, salir al trabajo, frecuentar colegas y amigos, almorzar por segunda vez, leer, mirar al mundo, tener amores físicos, cenar, dormir? La vuelta impenitente –imperturbable– de nuestras vidas, dictada por un ciclo en todo ajeno a nuestros propósitos, en todo indiferente a nuestras actividades (o falta de ellas).
¿Tendría, yo, el valor de despojarme de horarios, funciones, deseos y someterme a un amanecer sin fin que me liberase de cualquier ocupación? Quizás así sería el paraíso: una aurora interminable que nos eximiese de toda obligación. Aunque, mirando al hombre silencioso en el balcón de al lado, imaginé que así, también, sería el infierno: un amanecer jamás concluido. Liberación. O esclavitud. Vivir para siempre en el amanecer del mundo. Cautiverio. O liberación. Ser un ave que sólo vive un día. O un águila eterna que vuela sin destino buscando lo que ya no existe: el día para volar, la noche para desaparecer. Ni siquiera un meteoro, a esta hora temprana, para hacernos creer que todo, muy pronto, se moverá…
Él me miró desde su balcón. Medio metro entre el suyo y el mío.
Me miró como se puede mirar a un extraño. Descubriendo, de súbito, a un reconocido. Quiero decir que el hombre mi vecino me miró primero como a un desconocido. Enseguida, descubrió una semejanza. Sus ojos me dijeron que si no me conocía, reconocía en mí una identidad olvidada. Yo hice un esfuerzo, no demasiado penoso.
¿Dónde había visto antes a este hombre?
¿Por qué me parecía tan familiar este desconocido? ¿Tan reconocible, por lo visto, como yo a él?
¿Ya leíste la prensa? –me preguntó de repente–.
No –le conteste, un poco sorprendido por el tuteo más que por la pregunta misma–.
Aarón Azar –dijo entonces, como si recordase lo previsible–.
¿Qué…? –exclamé o pregunté, no sé…–.
¿Lo mataron? ¿Logró huir? ¿Está escondido? ¿Lo escondieron? –las preguntas de mi vecino se disparaban como balas–.
No sé… –fue mi débil excusa–.
Por lo menos, ¿sabes si Dios ha muerto? –concluyó antes de retirarse del balcón–. ¿Qué sabes?
Nada ¿Cómo te llamas?
Federico. Federico Nietzsche