jueves, 26 de septiembre de 2013

El chico que contaba revistas

     Muchos no saben que Vivirsinenterarse hasta hace unos meses atrás estuvo conformada por la sociedad que hiciéramos Danny Barrenechea, Paul Asto y quien habla,(con ambos, a pesar de la separación de la sociedad por motivos que llamaremos de “visión” mantengo aún amistad, escueta debo aceptarlo, pero amistad al fin y al cabo).
     Hace pocos días llamé a Pol para que me firmase unos papeles de traslado de acciones y él muy amable me contestó que no habría problema y me informó de paso que junto a él estaba Danny. Aquel día que lo llamé ambos se encontraban finiquitando la revista que ahora dirigen, Distopía literaria, revista que por cierto recién acabo de leer. Hasta ese instante yo no sabía de qué trataba el primer número; quise asistir a la presentación que se hiciera en el Salón de Grados de la misma Villarreal, pero por motivos de tiempo me fue imposible. Cuando Pol me dio sus coordenadas, ya sabía yo que junto a él estaba Danny, noticia que me alegró porque podría matar dos pájaros de un solo tiro y así podría presentar las dos cartas de renuncia que me pedía el abogado para sanear todo lo respectivo al papeleo de la separación. Grande fue mi sorpresa cuando junto a ellos noté que se encontraba un sujeto que cada vez que se ha topado conmigo o me agachaba la mirada o me eludía mostrándome una actitud como si hubiese algún problema entre él y yo. Por cordialidad y porque repito, no creo haber tenido desencuentros con aquella persona lo saludé recibiendo un saludo como se dan dos completos desconocidos. Debo señalar y es justo decirlo que nunca nadie nos presentó ni mucho menos hemos coincidido en los mismos lugares.
     En ese mismo instante Danny me entregó los dos números de la revista; la recibí con alegría y la guardé en mi morral. Hasta ese instante yo no sabía del texto que este especímen había escrito, mostrando su poca información y desconocimiento del tema que más adelante aclararé.
     Porque debíamos sentarnos a firmar los papeles de la renuncia, decidimos ir hacia uno de esos huariques del Centro de Lima. Pol y Danny firmaron con total normalidad, nunca pude imaginarme otra reacción de parte de ellos que siempre se mostraron prestos a cuanto papeleo hubiera. En ese preciso instante que Pol terminaba de firmar y le pasaba el lapicero a Danny, observé que el especímen empezaba hacer lo que al parecer es lo único que sabe hacer: “contar revistas”. Medio serio, medio concentrado en su ardua labor movía sus manitas detrás de esos enormes anteojos, mostrando el alma, el corazón y la vida en su novel recorrido literario.
   Hasta ahí todo iba bien, él con su chamba de contador de revistas y yo en mi rollo de las firmas. Por la confianza que les tengo a Pol y a Danny, les pregunté si conocían a un tal Arnold de quien me he enterado ha señalado que el libro del Palais Concert no será presentado en el CAELIT porque han “alterado su cuento” (leer el próximo post).
    El chico que contaba las revistas levantó las cejas y me miro directamente por primera vez.
    -No, ¿quién será ese?- dijo, Pol, mientras que Danny movía la cabeza.
    -Es mi pata- intervino el chico que contaba las revistas que ya iba por la doce...trece…catorce…
    -Sucede-le respondí- que me he enterado que tu pata está asado, indignado y molesto porque disque le cambiaron el nombre de su cuento o qué se yo. Encima me he enterado que según él me ha mandado un mail expresándome su queja y dicho mail no existe.
     -Yo he hablado con él- intervino el chico que contaba revistas, haciéndose más grande de lo que podía en aquella mesa que de seguro no le permitía tocar el suelo con sus pequeños piececitos- y ahora estoy haciendo una recopilación de las editoriales que quedan mal con los autores.
     Aguanta tu coche, chibolo, pensé.
    -Sucede- continuó con su justiciera labor de crítico en ciernes- que Arnold es mi pata, mi pataza y le han cambiado el cuento, lo han fregado, lo han alterado, cambiándole el sentido, es por eso que he decidido escribir una crónica donde señale a la editorial de Harold Alva y Gabriel Rimachi.
    -No me jodas- respondí- si no te parece lo que edita la editorial, normal, pero querer comparar la editorial con las dos editoriales más estafadoras que hay en este país debe ser una joda.
       -Entonces ¿quién corrigió el cuento?
     Por un instante pensé, este chibolo es cojudo o se hace. Si Arnold está molesto ya llegará el día en que hable con él mismo y podamos hablar como dos personas civilizadas, pero no tenía por qué darle razones a un chato insolente con complejo de Kiss Ass.
      -Mira si yo tengo que aclarar algo es con el mismo Arnold y no con sus esbirros.
     La conversación se puso tensa, la insolencia de este joven muchacho que de joven no tiene mucho (amistades cercanas a él lo han catalogada como un “viejo de mierda que se la pinta de chibolo, chato pajero, fumoncito, figureti”) me estaba colmando. Me retiré después de ese intercambio de palabras con la idea que la flojera puede hacer que la gente investigue poco los acontecimientos y en tres palabras muestre toda su precoz inexperiencia y juventud, por no decir, su estupidez.
      Qué carajo, pensé. No voy a perder tiempo aclarándole a un instigador de broncas algo que no le compete a él. Hablaré con el buen Arnold, fue lo último que pensé.

***
       En el taxi rumbo a mi casa estaba hojeando Distopía literaria y después de leer la editorial de la misma quedé sorprendido por la actitud un poco irónica de la “proliferación de editoriales” y su catalogaciòn de “independientes”. Curioso leer esto porque cuando Pol integraba Vivirsinenterarse fue a èl a quien se le ocurrió poner aquel slogan que gracias a dios nunca salió, aquel que decía, Vivirsinenterarse, “la única editorial independiente del Perú”. Me resultaba curioso darme con la postura anti independiente cuando meses atrás la postura era pro independiente ¡total! ¿le vas o no le vas? En fin, pensé, una raya más al tigre. Lo que sì comparto con la editorial es que la crítica poco o nada dice de los autores que publican sus primeros libros porque para ellos es mejor decir más de lo que ya han dicho otros de los mismos libros.
     Sigo leyendo la revista y me topo con el artículo del especímen este que me clarifica por qué cada vez que me lo cruzo toma una actitud extraña.
        Su texto titulado “Sobre la responsabilidad del editor” es una muestra de lo que no debe hacer una persona cuando seudo investiga algo. Para empezar el chato o chico que contaba revistas se muestra un poco sobrio, empieza con ese tono como diciendo, carajo yo estudié literatura ahora a luchar por la justicia…I am Silver.
      La mitad de su “glosa” no es más que un desinformado análisis de lo que las editoriales “independientes” (e insisten con este término, ¿alguien de la revista preguntó si alguien que dirige alguna editorial se siente independiente? ¿Existe la independencia?), paso seguido cita a la RAE (porque es cool citar a la RAE y porque si citas a la RAE y usas lentes a lo Woddy Allen, es pajita, o sea la gentita te va a mirar y dirá, ¡Uuh, cómo sabe este tío, alcina). Paso seguido pasa a hablar que el editor es un artista, cosa que comparto y luego señala que “La muerte se sueña sola”  es “el mejor libro peor editado que he leído jamás” inmediatamente pienso, para los 4 libros que has leído…Aquí viene la aclaración, chato insolente.
         Era obvio que dirías eso, no fue acaso la presentación que le hiciste al mismo libro la que te puso in en la revista en la que ahora cuentas ejemplares. Antes de hacer una afirmación así debes decirle a tus jefes que te cuenten la historia tal y cual fue, pero si no la sabes te la cuento yo.
         El libro “La muerte se sueña sola” fue autofinanciado por el propio autor, además fue el propio autor quien trajo al corrector y quien puso al cuidador de estilo. Claro, dijiste que el cuidado de edición es el peor que han hecho jamás, pero no dijiste que el cuidado lo hizo Danny por sugerencia del propio autor, lo único que señalas es que la responsabilidad es de la editorial, quizá tu artículo debió titularse "De lo que sucede cuando editas un libro con terquedad", pero como te faltan huevos lo más fácil es  agarrártela con la editorial poniendo de paso un ejemplo de otra editorial para pasar piola y para sonar objetivo; es fácil tirar mierda con ventilador y coger el nombre de la misma para luego escribir las cosas según tu enana versión ¿no has leído la hoja de créditos? ¿no hablaste con Carlitos Astocóndor, el “corrector”? ¿No dices que lo tuyo es la investigación? ¿Acaso no leíste quién hizo el cuidado de edición? ¿Pol no te contó la historia? ¿Hablaste con alguien más? Las respuestas a todas estas preguntas es NO. Te fue más fácil echarle la culpa a la editorial cuando la responsabilidad caía en personas particulares que por cierto jamás señalarías porque ¡oh, sorpresa! Ahora son tus jefes.
      Chibolo insolente, antes de usar una revista para hacer tus disque informaciones infórmate bien. Si querías decir que las otras editoriales que señalas en tu mismo artículo están de moda, bacán, pero no hay necesidad de hacer tanto rodeo para hacer saber a tus pocos lectores, borrachines de cantina, que tú escribes de rodillas.
        Me gusta como finaliza tu artículo porque te pinta de cuerpo entero, infeliz.
      “Bueno, de momento conozco a cuatro grupos de jóvenes que apuestan por un sistema al margen del mercado hasta sus últimas consecuencias (me refiero a los integrantes de “Literatura Mutantres”, “C.A.C.A Editores”, “EGOísmo” y a los de “Distopía literaria” que se acaban de unir al club)”
    Yo solo te puedo decir una cosa, consejo, de pata: Hay maneras más decentes para que te respeten que viviendo de rodillas, repartiendo halagos como flores.

martes, 7 de mayo de 2013

El sillón Voltaire de José Güich Rodríguez


¿Qué libros recuerdas con gratitud?
Ifinidad, pero hay algunos que deciden el destino, y para mí en esencia,  todos los libros de Verne, Cortázar, Ribeyro y Fuentes que leí y releo aún, apasionadamente, fueron determinantes para mi camino como escritor. “Cinco semanas en globo”, “Todos los fuegos el fuego”, “La palabra del mudo” o “La muerte de Artemio Cruz” marcaron mi existencia a fuego para siempre. Otros autores también son responsables de este encantamiento delirante por las letras, como Poe, Borges, Bioy Casares, Arreola, Rulfo, Maupassant, Joyce, Carpentier, Faulkner, Bradbury o Del Paso, y -Adolph, Vargas Llosa, Arguedas y Palma entre los peruanos-, pero estos cuatro creadores vienen a mi cabeza una y otra vez. Es imposible desligarlos de mi vida; la deuda con todos ellos es enorme.
¿Cuál es tu mayor virtud?
Lucho épicamente y a la manera romántica por defender mis ideas o principios, y estar del lado correcto siempre, con el riesgo tan humano de cometer excesos o errores y balancearme sobre la delgada línea que nos separa de la intolerancia, de la negación fanática respecto del que no piensa como uno. Pero ese es el riesgo. Aprendo sobre la marcha a convivir con otras líneas de pensamiento, sin retroceder en los principios que me nutren e impulsan. Y sé pedir disculpas cuando me extralimito.
¿Cuáles son tus películas favoritas?
Cientos. Tengo que elegir, lamentablemente. Me quedo (no en orden de prelación) con “2001, Odisea del espacio” (Kubrick); “Cuentos de Tokio” (Ozu), “El séptimo sello” (Bergman), “Blade Runner” (Scott), “El Acorazado Potemkin” (Eisenstein), “Qué verde era mi valle” (Ford), “Casablanca” (Curtiz), “Ocho y medio” (Fellini), “Rashomon” (Kurosawa), “El ángel exterminador” (Buñuel)”, “El gran dictador” (Chaplin), “El año pasado en Marienbad” (Resnais), “El halcón maltés” (Houston), “Paisá” (Rossellini), ”Melancolía” (Von Triers) “Érase una vez en el Oeste” (Leone) y la obvia, infaltable, “Ciudadano Kane” (Welles). Pero ahí no se agota la lista, por supuesto: están Hitchcock, Truffaut, De Sica, Lean, Wyler, Mizoguchi, Wilder, Tarkovsky…en fin…
¿Qué canciones relacionas con momentos importantes de tu vida?
Con los días de la infancia, allá, en casa de mis queridos abuelos paternos -en la Plaza Bolívar de Pueblo Libre-, adonde íbamos todos los domingos -y con versión de Paul Mauriat primero-, “Penny Lane”; en la adolescencia, a los furiosos 16, “Another Brick on the Wall”; con la adultez ya algo desencantada, “The One I Love”…y ahora,  cerca del medio siglo, todas las canciones de “James”, la gran banda de Manchester.
¿Cuál es tu superhéroe favorito?
El capitán Nemo. Por lo menos para mí, es el primer superhéroe de la historia de la literatura. Desde que supe de su existencia se convirtió en un paradigma, en una inpiración, porque es muy humano y al mismo tiempo, de una personalidad y sabiduría portentosas, poco comunes. No en vano aparece homenajeado en uno de los cuentos que integran mi reciente libro “Control terrestre”. Me habría encantado que el maestro Verne escribiera más historias con él como protagonista.
¿Si fueras un personaje literario quién te gustaría ser?
Es obvio que Nemo: solitario, atormentado, enemigo de la injusticia, erudito, ambientalista, inventor, músico,  misterioso, imprevisible y con capacidad de asombro renovada a cada instante.
¿En qué has gastado más de lo debido?   
Creo que en libros y en discos, pero justificadamente. No puedo vivir sin ellos, arte o películas….es casi una obligación el exceso.
¿Qué talento te gustaría tener?
Escribir música. Sigue siendo para mí un misterio el que existan personas capaces de crear tanta belleza con sonidos combinados armoniosamente y que estas combinaciones mágicas jamás se repitan y siempre suenen únicas, irrepetibles…y emocionen.
¿Quién o quiénes son tus cantantes favoritos?
Lennon, McCartney, Harrison y Starr…sin duda, un hito irrepetible en la historia de la música. No habrá nada igual, a pesar de que en vez en cuando alguien dice sandeces al respecto.
¿Cuál fue el mejor concierto al que asististe en tu vida?
A decir verdad, no he asistido a muchos, pero vi a “James” el 2011 en Lima y ese fue  memorable. Es una banda que merece mayor reconocimiento, a pesar de los veinte millones de álbumes vendidos en el mundo; un grupo de culto. Su secreto: son excepcionales músicos, han escrito obras geniales, como “Seven” o “Pleased to meet you” y no tienen el perfil de malditismo o glamour de la mayoría de estrellas de rock. Aquella noche, esa sencillez y autenticidad cautivaron a la gente. Tim Booth, el cantante, es de un carisma avasallador.
¿Cuál es tu comida favorita?
Siempre lo digo y sin dudar: la tortilla de langostinos como la hacía mi mamá cuando yo era chico, ahora regada por un buen tinto. Son huellas indelebles en la memoria.
¿Cuáles son los lugares románticos que te traen gratos recuerdos?
Buenos Aires, sin duda. Miryam (mi esposa) y yo fuimos becarios de investigación allá, hace tantas lunas, y dimos, todavía novios, largos y maravillosos paseos por lugares que hoy seguimos visitando, ahora con nuestro retoño Patricio (mi suegra es argentina), como la Plaza San Martín, San Telmo o Plaza Francia. Tuve la suerte de vivir ahí tres años, y me siento porteño de corazón, y también argentino. Es una tierra adoptiva que me recibió con los brazos abiertos y donde pasé tiempos muy felices. Residiría ahí con gusto de nuevo.
¿De qué te sientes verdaderamente orgulloso?
De no haber claudicado en materia literaria o en convicciones democráticas. Soy escritor porque decidí serlo, por un llamado vocacional que se renueva: esa es mi identidad y así moriré. Nunca digo: soy profesor universitario y también escribo; digo, con voz firme: soy escritor y también enseño (me gusta la docencia, por cierto, pero el día a día quizá dificulta que la vea con apasionamiento). Eso me causa orgullo: es cierto que no vivo de la literatura, pero ella es mi principal ocupación en términos de entrega y pasión. Vivo en ella, que es mejor. Y además, comprometido con mi tiempo y mi sociedad. Lucho por ideales y trato de hacer activismo a mi manera. Me enorgullece que alguna causa triunfe, no por mi aporte a ella, que nunca será suficiente, sino porque sé que hice lo correcto. Últimamente, unido a muchos amigos y ciudadanos, logramos que Susana Villarán no fuese revocada. Era lo justo.
¿Qué dibujos animados recuerdas con nostalgia?
“Las nuevas aventuras de Mister Magoo”. Allá, por los años setenta, conocí muchas obras literarias gracias a estas adaptaciones notables de clásicos como los de Walter Scott, Stevenson, Conan Doyle, Melville, Dumas y un largo etcétera. He vuelto a verlas por youtube. Ha sido emocionante.
Si hubiera una reunión y te pidieran a tres invitados importantes, ¿a quiénes elegirías?
Escritores o artistas o grandes científicos. Lamentablemente, muchos han fallecido, pero recomendaría que asistiesen el mexicano Fernando del Paso -el autor de “Palinuro de México”-, Stephen Hawking y quizá un cinesta como Martin Scorsese. Vaya que sería interesante presenciar un encuentro entre ellos.
¿Cuál ha sido tu mayor extravagancia?
Suelo cometer actos extravagantes a cada rato, según mis amigos. Y de grueso calibre, como cuando envié al Brasil, para un concurso sobre los grandes atractivos de ese país, mi cuento “Los espectros nacionales”, inspirado en el trágico “Maracanazo” de 1950: el “scratch”, del que soy eterno hincha, perdió el campeonato del mundo por culpa de los aguerridos uruguayos. Es obvio que no gané absolutamente nada, excepto el probable juicio de valor sobre mi sanidad mental por parte de los organizadores. Hasta Miryam desconfía de mi cordura por conductas como esta.
¿Qué libros te gustaría recibir el día de tu cumpleaños?
Cualquiera de buena ciencia ficción o literatura fantástica. Algo de Bradbury o Bioy Casares, por ejemplo, siempre es bienvenido. O de Tabucchi, el gran autor italiano.
¿Alguna vez robaste un libro?
No. Soy un fiasco como ladrón; la conciencia moral es un gran problema.
¿Cuáles son tus flores favoritas?
Los girasoles y los lirios.
¿De no haber sido escritor, qué crees que hubieras sido?
Con probabilidad, cineasta. No sé qué tipo de cine habría realizado, pero estoy seguro de que me habría manejado con alguna soltura en la ciencia ficción o en lo fantástico, géneros que me apasionan. Veo todo lo que me es posible, hasta los bodrios que no atraen a nadie y con sala vacía. Por ejemplo, fui a ver un disparate simpático como “Cowboys y Aliens” (actúan Daniel Craig y Harrison Ford), al que la crítica (creo que injustamente), demolió. Apenas éramos cinco personas en el cine (y cuatro dormían). Aun así, la disfruté de principio a fin. Es otra versión de la extravagancia.

José Güich Rodríguez
Licenciado en Literatura por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Autor de los libros de cuentos Año sabático (2000), El mascarón de proa (2006), Los espectros nacionales (2008), El visitante (2012) y de la novela El misterio de la Loma Amarilla (2009). Coautor de los libros En la comarca oscura: Lima en la poesía peruana 1950-2000, Ciudades ocultas. Lima en el cuento peruano moderno, Umbrales y márgenes. El poema en prosa en el Perú contemporáneo y Espléndida iracundia. Antología consultada de la poesía peruana 1968-2008, todos publicados por la Universidad de Lima, donde es profesor-investigador. Ha sido incluido en las antologías El cuento peruano 1990-2000, Estática doméstica (México, 2005),  La mala nota (2008) y La estirpe del ensueño (2008), entre otras. 

domingo, 5 de mayo de 2013

EL SILLÓN VOLTAIRE DE ARMANDO ALZAMORA


¿Qué libros recuerdas con gratitud?
Creo que un libro que me hizo ver la literatura de un modo distinto fue Sobre héroes y tumbas. También Pedro Páramo, Herzog, El pozo, varios cuentos de Felisberto Hernández, entre otros.
¿Cuál es tu mayor virtud?
La mentira.
¿Cuáles son tus películas favoritas?
Mulholland drive, Cinema Paradiso, Pulp fiction.
¿Qué canciones relacionas con momentos importantes de tu vida?
Hay demasiadas. Por ejemplo, si escuchara por casualidad algún tecno, me remito automáticamente a mi pubertad. O algunas salsas de Héctor Lavoe me recuerdan a un viejo amor de mi etapa escolar. O quizás, si escuchara ahora Eu sei que vou te amar, en la versión de Caetano Veloso, recodaría mi última decepción amorosa. Pero hay muchos más. 
¿Cuál es tu superhéroe favorito?
No sé, hubo bastantes, ahora ya no admiro a ninguno, pero recuerdo particularmente que de niño veía He-man y jugaba a imitarlo.
¿Si fueras un personaje literario quién te gustaría ser?
Eladio Linacero o Moses Herzog.
¿En qué has gastado más de lo debido?
En libros, en alguna mujer, en ciertos excesos.
¿Qué talento te gustaría tener?
La música y la poesía. Siendo joven intenté lo primero, pero nunca lo hice con constancia, por eso no funcionó. Lo otro lo hice muy mal, tanto que me di cuenta desde el comienzo que no servía para eso; siento que soy un poeta frustrado.  
¿Quién o quiénes son tus cantantes favoritos?
No tengo un cantante favorito. En general sé apreciar géneros distintos y por ende a los mejores representantes de cada uno. No sé, por decir algunos nombres, Edith Piaf, Caetano Veloso, Héctor Lavoe, Satchmo, Manu Chao, Spinetta, y un largo etcétera.
¿Cuál fue el mejor concierto al que asististe en tu vida?
He asistido a tan pocos que prefiero no mencionar ninguno.
¿Cuál es tu comida favorita?
Ají de gallina, tallarines verdes, tiradito, parihuela, etcétera.
¿Cuáles son los lugares románticos que te traen gratos recuerdos?
En Lima, la Plaza San Martín una noche de ‘’lluvia’’, el bar Munich; en Guayaquil, el barrio de Las Peñas.
¿De qué te sientes verdaderamente orgulloso?
De ser padre. Eso ha sido lo mejor.
¿Qué dibujos animados recuerdas con nostalgia?
Calabozos y dragones, Los Thundercats y El rey Arturo.
Si hubiera una reunión y te pidieran a tres invitados importantes, ¿a quiénes elegirías?
Quisiera que la lista fuera más larga, pero básicamente invitaría a mis dioses literarios o artísticos: J.C. Onetti, William Faulkner, David Lynch, Woody Allen, etc.
¿Cuál ha sido tu mayor extravagancia?
No sé, quizás muchas de las cosas que hago para muchos se pueden considerar extravagancias o poserías, pero las hago y punto, no tengo que justificárselas a nadie. Recuerdo que el año pasado en la presentación del libro de un amigo, hicimos algo extravagante. Yo salí con un sombrero gigante que era como una piñata llena de marihuana y cocaína. El público al final reventó la piñata y se llevaba la merca. Lo triste para ellos fue que los ‘’paquetitos’’ traían yerba buena y sal, no drogas.
¿Qué libros te gustaría recibir el día de tu cumpleaños?
Las obras completas de Juan Carlos Onetti, editorial Galaxia Gutemberg. Soñar no cuesta nada.
¿Alguna vez robaste un libro?
No directamente, pero colaboré en el robo de algunos.
¿Cuáles son tus flores favoritas?
Supongo que los girasoles. Si debía escoger una flor para obsequiársela a una mujer, generalmente optaba por esa.
¿De no haber sido poeta, escritor o artista plástico, qué crees que hubieras sido?
Músico. Eso hubiera querido ser. Y hacer fusión. O quizás también hacer diseño. No se me ocurren más cosas.

Armando Alzamora (Lima, 1982): Estudió literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Publicó el libro de relatos Un perro yonqui. Actualmente codirige la revista EGOísmo

jueves, 2 de mayo de 2013

EL SILLÓN VOLTAIRE DE LENIN SOLANO


¿Qué libros recuerdas con gratitud?
Creo que esta es una de las preguntas más difíciles con las que me he topado, pues tengo que mencionar algunos libros e ignorar a otros de calidad porque la memoria puede fallarme o porque no puedo responder demasiado. Sin embargo, hay muchos títulos que tengo en la mente. No me esperen en abril fue una obra que me marcó mucho y que leí con gusto cada una de esas 700 páginas y veía con pena cuando las hojas se me acababan y estaba a punto de llegar al final. Otra obra que me agradó tanto y la recomiendo en repetidas ocasiones es Yo he servido al rey de Inglaterra del checo Bohumil Hrabal. Otra que también me agradó en mis años de adolescencia fue La guerra del fin del mundo que me hizo imaginar al consejero caminando entre los arenales de Villa el Salvador, lugar en donde leí la novela. Y por último mencionaría a El hombre que ríe de Víctor Hugo que si bien no tiene mucha trascendencia ni publicidad me parece una buena creación. Lamento haber dejado a tantas otras sobre el tapete.
 ¿Cuál es tu mayor virtud?
La persistencia, cuando se trata de Literatura. Y más aún si se trata de buscar un espacio igualitario para la difusión de obras y autores nuevos.
 ¿Cuáles son tus películas favoritas?
Lamentablemente no soy un cinéfilo, pero confieso que me gustaron mucho las películas dirigidas por Julio Médem como La ardilla roja, Los amantes del círculo polar, Lucía y el sexo y Habitación en Roma.
 ¿Qué canciones relacionas con momentos importantes de tu vida?
La verdad que me agradan las baladas, las canciones románticas e incluso la salsa sensual. Creo que me hacen recordar muchos momentos de mi niñez.
 ¿Cuál es tu superhéroe favorito?
Tal vez Leono aunque también podría ser Seiya de Los caballeros del zodiaco.
 ¿Si fueras un personaje literario quién te gustaría ser?
Lenin Solano Ambía. Me gusta ser quien soy y aunque no tenga un nombre instalado en el mundo literario, me gusta ser un difusor de la literatura sin esperar nada a cambio.
 ¿En qué has gastado más de lo debido?
En la difusión literaria. He tenido que comprar libros, correr con pasajes, cafés (y muchas veces un vinito o chelita) en encuentros con escritores con quien había concretado una entrevista o charla. No digo que yo haya pagado todo, pues normalmente era el escritor entrevistado quien invitaba, me refiero al desplazamiento al ir a encontrarlos y muchas veces en la dificultad que constituía encontrar sus creaciones literarias.
 ¿Qué talento te gustaría tener?
La paciencia. Detesto a ciertos personajes que palabrean demasiado y al final no llegan a nada. No me gusta el rodeo y mucho menos a aquellos que intentan confundir al oyente con frases sin sentido.
 ¿Quién o quiénes son tus cantantes favoritos?
Me gustan las canciones de Claude François, aunque en Francia es amado por un grupo y detestado por otros.
 ¿Cuál fue el mejor concierto al que asististe en tu vida?
Uno de los que no olvidaré fue en el año 2004 en donde se presentaron en el Monumental, Los no sé quién y los no sé cuántos, Líbido y Pedro Suárez Vertiz. El público y los cantantes fueron uno solo.
 ¿Cuál es tu comida favorita?
El adobo (de pollo o chancho) y el ceviche.
 ¿Cuáles son los lugares románticos que te traen gratos recuerdos?
El puente los suspiros en Barranco, el parque Echenique en Chosica, Sintra en Portugal y el Sacre Coeur en París. En cada uno de ellos estuve con una persona especial.
 ¿De qué te sientes verdaderamente orgulloso?
De colaborar con cada persona que tiene el sueño de ser escritor. Hago poquito pero contribuyo con ese granito de arena. Y por supuesto, me siento orgulloso de haber publicado por primera vez, pues lo dudé tanto antes de hacerlo.
 ¿Qué dibujos animados recuerdas con nostalgia?
Aquí hay mucho recuerdo de niñez. Mi favorito era Los thundercats y los caballeros del zodiaco (como te habrás dado cuenta por los personajes que mencioné anteriormente).
 Si hubiera una reunión y te pidieran a tres invitados importantes, ¿a quiénes elegirías?
¿Solo tres?, ja, ja. Invitaría a Varguitas, a García Márquez (y evitaría un segundo puñetazo o una revancha colombiana) y a un amigo y escritor que estoy seguro los calmaría con la paciencia que él tiene, me refiero al poeta peruano residente en París, Elqui Burgos.
 ¿Cuál ha sido tu mayor extravagancia?
Trabajar y terminar ajustado solo por darme el placer de viajar por Europa y recorrer el mundo en búsqueda de muchos placeres literarios.
 ¿Qué libros te gustaría recibir el día de tu cumpleaños?
De los autores nuevos o los libros que han sido menos difundidos.
 ¿Alguna vez robaste un libro?
¿Es una pregunta comprometedora? ¿Me sabes algo? Ja,ja. Bueno, recuerdo que una única vez un libro se pegó a mis manos, tenía 19 años, fue en la universidad de Lima cuando Varguitas presentaba El paraíso en la otra esquina… No tenía el dinero suficiente para adquirirlo, pero tampoco tuve las agallas porque si bien me quedé con el libro por un buen tiempo y leí (gratis) el primer capítulo, tuve que devolverlo con un suspiro apenado.
 ¿Cuáles son tus flores favoritas?
¿Flores? Ni había pensado en eso. Tal vez el clavel rojo, tal vez…
 ¿De no haber sido poeta, escritor o artista plástico, qué crees que hubieras sido?
Habría muerto para volver a nacer y ser escritor.

Lenin Solano Ambía.
Estudió la carrera de Literatura y la maestría en Docencia en el Nivel Superior en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es magíster en Literatura Francesa titulado en la Universidad La Sorbona en donde actualmente sigue un doctorado en Literatura Latinoamericana. Fue invitado como ponente en el 2008 al Encuentro Nacional de Estudiantes de Literatura en Bucaramanga – Colombia. Es autor de los libros: Carta a una mujer ausente (2008), No les reces a los muertos (2011) y Cada hombre tiene un sueño (2012). En el 2012 fue elegido para formar parte de la antología titulada Media luna, compilada por el editor Santiago Risso. Ha presentado a diversos autores tanto en Francia como en Perú. Ha trabajado en programas de radio, tanto en París como en Perú, promocionando libros de autores peruanos y latinoamericanos. Tiene un espacio abierto de entrevistas para todo autor interesado en la promoción de sus creaciones literarias. Actualmente prepara una antología de autores franceses en Perú.


miércoles, 1 de mayo de 2013

El sillón Voltaire de Daniel Abanto


¿Qué libros recuerdas con gratitud?
De niño leía la colección del Tesoro de la Juventud. Mi mamá los compraba los fines de mes para mis hermanos mayores. Después yo los heredé de rebote.
¿Cuál es tu mayor virtud?
Tengo la habilidad de presentir cuando alguien que recién conozco no me inspira confianza. Me alejo de él o de ella. Ayuda a prevenir desilusiones. Por eso, creo que no tengo muchos amigos.
¿Cuáles son tus películas favoritas?
El bueno, el malo y el feo de Leone. Los infiltrados de Scorsese y Nacido para matar de Kubrick.
¿Qué canciones relacionas con momentos importantes de tu vida?
Tu parte de adelante de Calamaro, Mala sangre de la Liga y Triciclo Perú de los Mojarras. Depende del estado de ánimo con el que esté mirando la calle desde la ventana de una combi.
¿Cuál es tu superhéroe favorito?
El increíble Hulk. El de la serie ochentera con Bill Bixby y Lou Ferrigno Es un tipo  tranquilo, pero cuando lo  joden se enfada y destruye todo. Después, vuelto a la normalidad,  agarra su maleta y se aleja con la tocadita de piano como música de fondo.
¿Si fueras un personaje literario quién te gustaría ser?
 Mister Phileas Fogg el protagonista de La vuelta al mundo en ochenta días.
¿En qué has gastado más de lo debido?
En la publicación de mi libro.
¿Qué talento te gustaría tener?
 Va sonar algo loco pero quisiera ser como una suerte de analgésico. Si  alguien  siente dolor  que mi mano o mi palabra le sirva de calmante.
¿Quién o quiénes son tus cantantes favoritos?
Héctor Lavoe, el cantante de los cantantes. El bravo.
¿Cuál fue el mejor concierto al que asististe en tu vida?
No voy a conciertos, no me gustan las aglomeraciones. Si Jhon Lennon viviera me hubiera gustado ir a un  unplugged suyo.
¿Cuál es tu comida favorita?
El lomo saltado. Hay uno que cocinan por Habich que está buenazo.
¿Cuáles son los lugares románticos que te traen gratos recuerdos?
Todos los lugares que, en estos casi cinco años, he  compartido con mi adorada filósofa.
¿De qué te sientes verdaderamente orgulloso?
Me siento bien  cuando mi familia saca pecho y presume de mí, en buena onda, con sus amistades en sus reuniones. Dicen, mi hermanito, el intelectual, mi hijo, el cuentista…etc, etc.
¿Qué dibujos animados recuerdas con nostalgia?
Ni tanta nostalgia porque ahí está el youtube, pero nunca olvidaré a Los thundercats. Fue el primer dibujito que me distraía en las tardes
Si hubiera una reunión y te pidieran a tres invitados importantes, ¿a quiénes elegirías?
A don Ramón, a Julio Ramón Ribeyro y a Bruce Lee.
¿Cuál ha sido tu mayor extravagancia?
Una vez me rapé la cabeza. No creo que lo vuelva hacer.
¿Qué libros te gustaría recibir el día de tu cumpleaños?
 Me han recomendado a John Fante y a John Cheever. Si alguna persona le sobra un título de estos autores, será bien recibido en mi biblioteca.
¿Alguna vez robaste un libro?
Sí, en la calle Malambito al costado de la Villa. Esos que te venden por remate a un sol.
¿Cuáles son tus flores favoritas?
No me gustan las flores aunque los bonsái me llaman la atención.
¿De no haber sido poeta, escritor o artista plástico, qué crees que hubieras sido?
Sin una familia apoyándome quizás hubiera terminado mal. Como uno de esos pistoleros antihéroes de los spaguetti western…apuntando, disparando y  cobrando.

Daniel Abanto Herrera
Escribe desde los dieciséis. Licenciado en Literatura en la Universidad Nacional Federico Villareal. Dicta clases en diversas instituciones educativas. Obtuvo el primer puesto con el cuento "Bravo" (2011) los Juegos Florales del Centro Cultural Aduni. Publicó su primer cuentario En el juego de la vida (2012).  "Videoblog" forma parte de la antología Cuentos para sobrevivir el fin del mundo. Actualmente publica lo que se le antoja en el blog Escribiendo en el iceberg y trabaja lunáticamente en una próxima novela.